El último trimestre del año. El 2022 se nos va en un abrir y cerrar de ojos. Tiempo de reuniones con los compañeros de trabajo, celebraciones, y sobre todo, de reconocimiento por la labor cumplida. En este último tramo, está la Navidad, y con ella, llega un momento de entusiasmo e, increíblemente, de sosiego también. También con la Navidad, y como parte de una costumbre de obsequiar muy bien arraigada en nuestro contexto, podemos ser receptores de una cesta, una canasta o un estuche navideños.
Es siempre gratificante recibir cualquiera de ellos. Nos hacen sentir bien y sumamente complacidos. Variedad hay de sobra, y lo mismo sucede con todo lo que se incluye: licores, destilados, vinos, espumantes, quesos, salumería, salsas, mermeladas, galletas especiales, chocolates, y un sinfín de productos “delicatessen” o gourmet. La intención es que aprovechemos o maximicemos las posibilidades de combinación entre los componentes de estos presentes. Vale decir, que la experiencia obtenida en este rubro es esencial, así como lo es la esmerada selección de los productos. La experiencia garantiza una perfecta combinación, y la minuciosidad en la elección de ellos, conlleva un mejor disfrute sensorial.
Vinos: pueden incluir desde vinos varietales o jóvenes, hasta vinos con una crianza significativa. Por lo general, son tintos, y van a acomodarse o a acoplarse cómodamente a los quesos semicurados o a aquellos que han pasado por una maduración prolongada. Los vinos blancos o espumantes, van de la mano con quesos de pasta blanda que forman una capa de moho como los brie o camembert. Si por ahí, les toca un pote de salsa de pesto genovés, hagan la prueba untando un poco de esta salsa en una tajada de queso manchego. Si es un espumante (demisec o dulce), las mermeladas de tomate o, de ají amarillo en galletas con especias, van de manera impecable. Para un vino dulce, sea Late Harvest o un Asti; los turrones o wafer especiales son una ingeniosa alternativa.
Quesos: así como el vino, ya es un elemento familiar dentro de los presentes navideños. No es raro que un queso manchego (de leche de oveja manchega) sea de la partida, al igual que un queso ibérico tres leches. Para experimentar, están los de oveja que vienen con tomate, especias o trufas. Como maridaje, no se nos ocurre nada mejor que un sabroso vino de la uva tempranillo, o un típico afrutado malbec mendocino. Si nos enfocamos en quesos como el brie o el camembert, un chardonnay de acidez chispeante y joven nos llevará a buen puerto. En caso nos plazca un chardonnay con algo de madera, adicionemos unos frutos secos a la composición. Es algo raro, pero si algún queso azul es incluido, ¡a descorchar un vino dulce!
Salumería y Charcutería: un complemento siempre bienvenido y valorado. Jamones serranos cantábricos o de los Pirineos, fuets, chorizos ibéricos o de sarta, salames, prosciuttos, gozan de la compañía de los vinos tintos. Tempranillos, garnachas, malbecs, syrahs, y por qué no, algún sangiovese, realzarán los sabores e ingredientes de estos maravillosos productos.
Para completar y aumentar el placer de nuestro periplo por el mundo de las sensaciones gustativas, estos regalos nos traen ocasionalmente, algún aceite de oliva (extra virgen o trufado), chutneys, hummus, aceitunas, chocolates que bien podrán escoltar a un vino o a un destilado.
Es importante resaltar que cada una de las cestas, canastas y estuches de La Canastería, expresa innovación, prestigio y estilo. Estamos seguros que disfrutarás de una total satisfacción al regalar o recibir cualquiera de ellos.
Roberto Viacava Duffy, Sommelier y Consultor en Vinos y Bebidas Espirituosas. Colaborador de La Canastería.