Un Juego de Bonardas

Un tanto inusual, o podríamos decir, bastante televisivo el título de este artículo; y es que, en el juego de las uvas viníferas, la Bonarda poseía un linaje amplio, pero a la vez, poco diáfano. Confusión, entrevero y mezcolanza marcan sus orígenes. Pero para centrarnos rápidamente, y no perdernos en la trama, seremos esquemáticos y directos. El meollo del argumento es que los genes de la Bonarda argentina, no son en lo absoluto, italianos. De ahí partimos.

Un Juego de Bonardas

Para evitar lagunas en el argumento, debemos advertir que hace muchos siglos atrás, nadie le ponía nombre a las uvas. Eran simplemente “uva tinta” o “uva blanca”, de tal o cual zona, y el vino y su reputación, eran conocidos por el lugar de su origen: Porto (Portugal), Jerez (España), Marsala (Italia), Shiraz (Irán), Borgoña y Burdeos (Francia), Monenvasia (Grecia -Malvasia-), Falernum (Roma antigua).

Por lo tanto, cuando a alguien en el norte de Italia se le ocurrió bautizar como “Bonarda” a una uva tinta autóctona, otros moradores colindantes hicieron lo mismo con sus uvas lugareñas, que probablemente eran muy “parecidas” a la primigenia. Es así que en el Piemonte existen: Bonarda Piamontese, Bonarda del Monferrato, Bonarda di Chieri y Bonarda Novarese (llamada también Uva Rara). En la región de Lombardía tenemos: Bonarda dell´Oltrepò Pavese o Croatina.

Un Juego de Bonardas

Muy bien, digamos que esos son los personajes de reparto, ¿y la protagonista?, la Bonarda argentina, ¿qué hay sobre ella? Nos toca revelar que es de origen francés, como el queso Roquefort o el perfume Chanel N°5. La Savoie (o la Saboya) es lugar de donde emergió y emigró hacia el mundo. Y ahí se le conocía como Corbeau Noir (Cuervo Negro), probablemente, por el color de su piel. Con el tiempo, cruzó la frontera italiana y se mezcló abiertamente con sus congéneres. Es en este momento que se inicia el alboroto. Bajo este nombre (Bonarda) es llevada a la Argentina, y desde entonces, se le conoce así en el país gaucho. Gracias a los avances tecnológicos y científicos en el campo de la vitivinicultura, un rápido muestreo satelital de su ADN, reveló no sólo su origen, sino también su verdadero nombre. Adicionalmente, se descubrió que tiene parientes en el Jurá francés (Charbonneau), California (EUA) con el nombre de Charbono (una simplificación idiomática de Charbonneau/Corbeau Noir), y en el mismo Piemonte italiano, bajo el apelativo de Douce Noir.

La Bonarda ocupa en la Argentina el segundo lugar en área cultivada, debajo de la Malbec. Muy prolífica, capaz de otorgar altos rendimientos por hectárea, hay que saberla manejar para reducirle el ímpetu y así alcanzar exquisitos niveles de calidad.

¿Qué tipos de vinos nos da la Bonarda?

Un Juego de Bonardas

Al día de hoy se elaboran tintos y rosados. Intensos y brillantes tonos que van desde el rojo rubí profundo hasta el rojo granate, con algunos destellos púrpuras. Imparte dulces aromas de frutillos rojos y negros, especias, yerbas aromáticas, flores, grafito, cereza-vainilla y aceituna negra; todos ellos fusionados en un perfecto acorde. Por eso, a veces se habla del exotismo que esta uva aporta cuando va en mezcla o “blend”. Dulzor, fruta, atinada acidez, complejidad y acentuado color son sus variables fundamentales.  Se rumorea o es un “vox populi”, que una buena parte del vino Malbec comercializado hace un tiempo, era en realidad, Bonarda. Siempre hay y habrá productores (villanos) de muy pocos escrúpulos, que agregan un toque nefasto al guión. Sin embargo, esta gesta siempre tendrá un final feliz. Nuestra uva sigue impoluta e incólume su camino.

¿De qué origen debemos elegir nuestra Bonarda?

Un tanto ingenua la pregunta…la respuesta es más que evidente: ¡de la Argentina! Está bien, de California también (Charbono), pero es casi un imposible en el mercado local.

Mendoza y San Juan son las zonas más relevantes. ¿Bodegas? son varias las que cumplen perfectamente con ofrecer actuaciones descollantes. Sólo tienen que hacerle la pregunta a nuestros asesores de tienda, y ellos los guiarán sin “spoilers” a través de este capítulo de Juego de Bonardas. ¡Salud!

Roberto Viacava Duffy, Sommelier peruano y Consultor en Vinos. Colaborador de La Canastería.