Este domingo celebramos una de las fechas más importantes y con mayor significado dentro del calendario: el Día de la Madre. Aunque otra vez transcurrirá bajo circunstancias tremendamente excepcionales, eso no impide que nos tomemos una justa pausa para agasajar a un ser que posee trascendental significado en nuestras vidas.
Y para empezar este especial día, lo podemos hacer con un ameno brunch, que dependiendo de la índole familiar, podría ser sabatino o dominical. Aquí les daremos algunos consejos de cómo organizarlo y qué cosas incorporar. ¡Ah! Para empezar, unas flores siempre alegran y dan colorido al momento. Así que no se olviden de aparecer con un buen ramo de flores.
Podemos empezar con cosas refrescantes como ensaladas de frutas, jugos variados o mousses de maracuyá, frutillos, mango, chirimoya o limón. Pregúntenle a mamá por su fruta preferida. Con este preámbulo, mitigamos los rezagos matutinos, y preparamos el espíritu para un cóctel diurno, que al igual, debe ser liviano y dulce. Se nos ocurre preparar un Bellini, nada complicado y buen compañero: 2/3 de espumante (Brut o Demi Sec) y 1/3 de pulpa (jugo) de durazno. O quizá su variante: el Rossini; sólo reemplazamos el durazno por jugo de fresas. Siempre en copa flauta.
Seguimos con unos panqueques con miel de maple o similares salpicados de frutillos: frambuesas, cerezas, arándanos, moras o aguaymantos. También son bienvenidos, los cupcakes y los cinnamon rolls. Barquillos rellenos y galletas de mantequilla son excelentes interludios. El nivel del dulce que percibamos, nos dirá si nos quedamos con un espumante, Champagne o Cava, brut o demi sec (que sería lo conveniente), o si ya vamos cambiando a un rosado levemente abocado.
Es momento que arribe lo salado, y bien puede ser en forma de una tortilla de papas española o de unas tablas de quesos y de charcutería. Los patés, palmitos, aceite de oliva, alcachofas en conserva, frutos secos, así como tostaditas y galletas saladas a las finas hierbas, son una adición ingeniosa e imprescindible. ¿Qué quesos y charcutería debemos considerar? Quesos: Ibérico Tres Leches, oveja, Manchego, Brie o Camembert, Gouda, Edam o Emmental. Charcutería: chorizo de sarta español, prosciutto, jamón serrano, salame, fuet y mortadelas. Los vinos: rosados o rosé, secos y con atinado extracto; blancos con crianza (p.ej. Chardonnay), y tintos de gama media de Pinot Noir, Tempranillo, Malbec, Cabernet Sauvignon, Syrah o Merlot. Y por experiencia podemos asegurar, que si empezamos el brunch con un cava o champagne, podemos continuar con este espumante sin ningún problema.
Los quesos azules pueden ser ese gran final, junto con los vinos de postre. Gorgonzolas, Roquefort, Stilton o Cabrales, se combinan mágicamente con vinos de cosecha tardía (late harvest), Sauternes, Portos y espumantes dulces como el Asti. Si mamá no es muy entusiasta de los quesos azules, algún rico postre limeño eliminará eficientemente cualquier recuerdo salado, y dejará el paladar pleno y listo para un brindis final.
Sin mayores preámbulos, vayamos haciendo los preparativos para ese brunch que sorprenderá y deleitará a mamá. En La Canastería los esperamos para ayudarlos con la mejor predisposición y el profesionalismo de siempre.
Roberto Viacava Duffy, Sommelier peruano y Consultor en Vinos. Colaborador de La Canastería